En los años 50 y 60 era frecuente que en las viviendas de las zonas más adineradas de Madrid, Barcelona, Bilbao o Sevilla, se decorase con murales y esculturas las zonas comunes de un bloque de edificios, normalmente con artistas locales que con el tiempo se han consagrado.
Muchos de estos edificios han decidido incorporar en sus portales y zonas comunes, nuevos elementos arquitectónicos, bien para favorecer su accesibilidad o para mejorar la imagen del conjunto, y se han visto con la duda de mantener o eliminar esas obras de arte que muchos entendían que no tenían un excesivo valor.
La sorpresa aparece cuando tras realizar o iniciar la obra, esta ha sido detenida por la policía municipal, por atentado contra el patrimonio histórico.
Aunque muchos vecinos desconozcan los centenares de obras de arte que atesoran muchas comunidades de propietarios, lo cierto es que las fundaciones y asociaciones artísticas a cuyos artistas se deben, si que tienen catalogadas las obras y que en su labor diaria están al tanto de ver si se mantienen de una forma correcta o se atenta contra ellas.
No hace mucho, los mossos investigaron una obra del artista Guinovart que había sido afectada por unas obras de forma parcial, por un delito contra el patrimonio histórico al dañar, presuntamente, de forma irreparable el mural.
La obra del famoso artista está compuesta por una pintura de 3 x 8 metros y cuenta además con una escultura que representa el baile de la sardana, todo frente a la portería, en el vestíbulo de la finca.
Tras analizar como se aprobó y se decidió realizar la obra, se ha interpuesto una denuncia por una posible imprudencia grave contra el patrimonio histórico, y es un tema que podría llegar a costar a los responsables hasta tres años de prisión y cuantiosas multas, ya que según denuncian, los daños provocados en el mural son irreparables y no hay opción de recuperación de la obra.