También conocidos como conserjes, dentro de la categoría de empleados de fincas urbanas, los porteros de edificios siguen siendo reclamados en aquellas comunidades con amplio número de vecinos. Si bien en los bloques de edificios, la tendencia a contratar sus servicios baja con los años, en comunidades mayores, sobre todo en urbanizaciones y fincas con servicios comunes, la presencia de porteros sigue siendo importante.
Y es que son muchas las funciones que desempeñan estos empleados de fincas urbanas, que comparten lugar de trabajo con otros profesionales como pueden ser el jardinero, el personal de limpieza o el vigilante de garaje. Respecto a las diferencias entre portero y conserje, tradicionalmente se consideraba portero al que tenía vivienda propia en el bloque de edificios, por lo que su vinculación con el mismo no conocía de horarios (procediendo a la recogida de basuras, por ejemplo, al final del día). Son pocas las fronteras para las tareas de un portero de edificio.
Mientras que por conserje se entiende a ese profesional ajeno a la comunidad (en el sentido de que no vivía en ella) y que presta sus servicios en base a un horario previamente establecido, con unas funciones precisas y delimitadas.
¿Merece la pena tener un portero?
Es una pregunta habitual en las juntas de vecinos. Y, sobre todo, la cuestión de cuánto cobra un portero de edificio ya que, obviamente, ese sueldo será cubierto con los gastos de comunidad de cada vecino propietario, cantidad que podría ser considerable si no son muchos los vecinos a asumir el gasto.
Si nos atenemos a la definición precisa de portero, este debería vivir en un apartamento de la comunidad de vecinos, lo cual no siempre es algo posible, aunque se puede negociar con algún propietario para que lo ponga en alquiler con ese fin. Siempre es una garantía alquilar un apartamento a un portero que trabaja en la finca, ya que en la mayoría de los casos lo tratará con respeto y se garantiza una renta (para el arrendador) de unos cuantos años.
Eso sí, aunque el portero viva en el edificio y tenga a mano su ‘espacio de trabajo’, eso no implica que tenga que trabajar más de las cuarenta horas que marca la ley. Será cuestión de organizar sus horarios para que atienda las labores (como la citada recogida de basuras) sin que ello se traduzca en más horas de trabajo. Lo mismo con los fines de semana y días festivos.
Dicho esto, a muchos propietarios les puede salir más a cuenta contratar a un conserje por unas horas determinadas, que no tienen por qué ser necesariamente las cuarenta horas semanales. Una media jornada o una de treinta horas semanales puede ser más que suficiente para atender las necesidades básicas de una comunidad de propietarios, sobre todo si no es de tamaño medio.
En función de las cifras, serán los vecinos quienes deban tomar la decisión. Por supuesto, aporta ventajas, como veremos a continuación, pero, claro, supongo un extra a la lista de gastos y no están los tiempos para ciertos ‘lujos’. Al final, tienen que cuadrar las cuentas de cara al administrador de fincas.
Nuevas funciones de porteros y conserjes
Las tareas y labores que deben realizar tanto porteros como conserjes vienen indicadas al detalle en el Convenio Colectivo de empleados de Fincas Urbanas de Madrid, y se pueden consultar también en el post citado anteriormente.
Unas funciones que no difieren mucho de las que realizaban tradicionalmente, solo que los nuevos hábitos de vida y de consumo les han conferido una renovada importancia. Es el caso de la recepción de paquetería, una labor residual en los tiempos de venta por catálogo, que hoy se ha convertido en una constante.
Si bien empiezan a implementarse sistemas de recogida de paquetería a través de buzones inteligentes, no se puede comparar la eficacia de un portero/conserje y la tranquilidad que da a cada vecino contar con su presencia. Porque un empleado de finca te recogerá tus paquetes de Amazon y otras empresas de comercio online con toda confianza para que puedas estar tranquilo.
También puede ser de ayuda para labores inmobiliarias como enseñar pisos en alquiler, así como la gestión de residuos, vigilancia de zonas comunes y otras labores de seguridad, lo que supone una garantía contra una de las amenazas que sobrevuelan ahora mismo a los propietarios: los okupas.
Además, con la asistencia de cámaras de seguridad, se ampliará el control de los accesos a la finca, así como la garantía de eficiencia por parte de estos profesionales de las fincas urbanas.