A las 6:00h, puntual como cada mañana sales por la puerta, la cierras cuidadosamente para no molestar a los vecinos que siguen descansando. Bajas las escaleras para entrar en calor y encierras el contenedor, aunque no te toque.
Eres metódico y buen vecino.
Sales a la puerta y entre los dos edificios buscas la señal del GPS, no siempre lo consigues a la primera, casi ninguna diría yo. Te veo moverte hacia un lado y otro para captar esa maldita señal que parece que sigue durmiendo como el resto de vecinos. Doblas la esquina y te marchas en silencio para no molestar.
Sé que eres maratoniano. Lo sé porque te has encargado de contárselo a la del primero, al marido de la del cuarto y hasta a mi vecino Antonio que no entiende de deporte y cuando le hablabas de la dichosa distancia de Filípides se piensa que es una marca de donettes.
Bueno lo sé por eso y, porque en la última reunión casi haces constar en acta tu mejor marca en la distancia.
Pero eres buen vecino, por lo menos vas a las reuniones.
Has hecho mucha amistad con mi vecino del tercero, también runner, aunque peor vecino que tú. No saca el contenedor.
Es que él, es más de salir a las 20:00h a correr y claro… creerá que todavía es demasiado pronto para sacarlo. Tampoco lo culpo, no le toca, aunque cuando le toca tampoco lo saca, quizás tenga demasiada prisa por hacer la tirada… o lo esperan al doblar la esquina y llega tarde, quién sabe.
Pero tú, eres buen vecino.
Saludas siempre al entrar y al salir del edificio, y eso es un valor que se cotiza alto en estos tiempos. Incluso cuando voy vestida de subrayador fosforescente para ver donde os escondéis detrás de esa esquina y apenas me conocen las vecinas del barrio, tú siempre me saludas.
Porque sí, yo también he tenido la necesidad imperiosa de saber que se siente cuando se corre, que sensaciones sientes cuando consigues una meta y sales invencible. ¡Dichosa sensación!
Casi la misma que siente el administrador cuando sale de la junta con todos los vecinos contentos y satisfechos con su trabajo.
¡Ahora entiendo porque te llevas tan bien con él! Será que su trabajo es prácticamente como entrenar una maratón. ¡No, en serio! Calcula prácticamente todos los algoritmos para que nuestras cuentas estén exactas. Como tú los kilómetros. Entrena a diario a pesar de las situaciones adversas que se presenten. Como tú cuando sales con lluvia o frio. Hace jornadas maratonianas los días de juntas. Como tú cuando te tocan las tiradas largas.
Pero si en algo se parece realmente a ti, es que no ha conseguido ninguna medalla. Sí, porque quizás aunque no hayas tenido ninguna medalla sigues ahí, superando metas y él juntas de propietarios, ajustando ritmos como él cuotas y luchando con tus adversarios como él con los vecinos.
Y es que tras analizar tu metódico trabajo mañanero junto el de mi administrador de fincas, me he dado cuenta que quizás las medallas no sólo se consiguen corriendo, ni en las carreras, ni siquiera en los pódium. Quizás hay más portadores de medallas detrás de las mil caras de un administrador de fincas que en los pódium de unas olimpiadas.