Hay leyendas urbanas más reales de lo que podemos pensar. Tienen que ver con la operativa delictiva, es decir, con los trucos que emplean los ladrones y demás allanadores de morada para colarse en nuestras viviendas. Ya vimos los códigos que emplean los ladrones para comunicarse entre sí y urdir con más éxito sus delitos.
Otra técnica muy utilizada, tan simple como eficaz, es la de llamar al portero automático, de manera insistente, durante la madrugada. Si no contesta nadie, es que el piso está vacío, con lo cual se activan los protocolos, por así decir, para entrar en la vivienda y robar. Este tipo de operaciones, claro está, suelen producirse en periodos en que los ocupantes de la vivienda se encuentran de vacaciones.
¿Cuáles son los beneficios de instalar un video portero?
Por tanto, instalar un video portero, es decir, un portero automático con cámara incorporada, evita, en primer lugar, ese tipo de acciones. Al identificar o tener que mostrar el rostro al pulsar cualquier timbre, la probabilidad de que los ladrones lo usen para sus fechorías se reduce considerablemente. Además, si alguien llamase al video portero, a altas horas de la madrugada, y no mostrase su cara, automáticamente nos pondríamos en modo alerta, llamando a la policía como medida inmediata de prevención.
Otras consecuencias positivas de contar con un videoportero son:
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Control de acceso. Al identificar visualmente a los visitantes, es más fácil permitir o no la entrada. Si alguien se identifica como “Cartero”, pero ni lleva el uniforme ni nos ofrece la seguridad necesaria, impediremos su entrada. Un avance que, con los porteros automáticos convencionales, no se podía contemplar.
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Registro visual. Puedes grabar imágenes o videos de las interacciones en la puerta, proporcionando evidencia visual en caso de incidentes.
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Apertura remota. Algunos sistemas permiten abrir la puerta de forma remota, lo que puede ser útil para dar acceso a familiares, amigos o servicios de entrega. Esto es especialmente práctico para aquellas fincas que cuentan con buzones inteligentes en sus zonas comunes.
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Integración con cámaras de seguridad. Algunos sistemas de videoporteros pueden integrarse con sistemas de cámaras de seguridad más amplios, proporcionando una cobertura más completa. En algunos casos, se pueden conectar con la central de alarmas, y ésta a su vez con la policía, para contar con una videovigilancia más completa.
¿Instalar un videoportero requiere un acuerdo en junta?
Este tipo de instalaciones se enmarcan dentro de las medidas de aplicación de la seguridad de una finca. Las decisiones de este tipo requieren un acuerdo en Junta de propietarios, pero no necesitan unanimidad, sino que bastará con la mayoría simple de los vecinos con derecho a voto para que resulte aprobada.
Si se votó a favor de la instalación del video portero, los propietarios ausentes tienen un plazo de 30 días para notificarse en contra, en caso de que no estén de acuerdo con la medida. ¿Razones para oponerse a la instalación de un video portero? La económica, ya que esta mejora en la seguridad tendrá un coste, y otras relacionadas con preferencias personales, ya que quien puede considerar algo ‘invasivo’ el hecho de aparecer en una cámara en el momento de acceder a una finca de vecinos.
Derrama por instalación de videoportero
Antes que plantear la aplicación de una derrama, es decir, un incremento de la cuota mensual por gastos de comunidad a los que hacen frente los propietarios de una vivienda, conviene tener en cuenta el gasto de dicha aplicación. No olvidemos que toda comunidad de vecinos saneada cuenta con un remanente, como un fondo o partida presupuestaria destinada para cierto tipos de gastos, en los que entraría, sin duda, la instalación de un videoportero (o portero automático con cámara de seguridad).
Así, la horquilla de precios para instalar un videoportero, mano de obra incluida, se mueve entre los 125 y los 400 euros. Este último caso para instalaciones más complejas, como la de dos monitores.
Por tanto, plantear una derrama para una inversión de este tipo resultaría excesiva, extremo que conviene reservas para actuaciones de calado que afectan a la finca, como reparaciones de la fachada, instalación de ascensor y demás obras mayores.