Si tienes un piso en venta o alquiler, seguro que te resulta familiar el concepto certificado energético. Un certificado energético, acredita el nivel de eficiencia energética de la vivienda y es obligatorio para vender o alquilar una vivienda desde que se aprobara la Directiva Europea 2002/91/CE, que junto con esta otra directiva 2010/31/UE, relativa a la eficiencia energética de los edificios, se transpuso parcialmente al ordenamiento jurídico español ( Real Decreto 235/2013). Por tanto, el certificado energético es obligatorio para este tipo de trámites de compraventa y alquiler de viviendas desde el 1 de junio de 2013.
Pero ¿por qué es tan importante el certificado energético? El certificado energético es importante porque es un indicador del nivel de eficiencia energética de la vivienda y el consumo energético que se produce en ella. En España, hay más de 6 millones de viviendas que tienen más de 50 años de antigüedad, por lo que nuestro parque de edificios es realmente viejo, con un alto grado de consumo energético y responsable de gran cantidad de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Por esta razón y por el compromiso que existe por parte de la Administración Pública, es necesario realizar un esfuerzo en materia de eficiencia energética entre todos.
El certificado energético, establece una serie de clasificaciones, que oscilan entre la letra A -indicador del más alto nivel de eficiencia que puede obtener una vivienda- y la letra E-indicador de una baja eficiencia energética de la vivienda y alto consumo energético-. Según el IDAE, Instituto para la Diversificación del Ahorro y la energía, ocho de cada diez edificios españoles tienen una calificación de certificado energético “E” o menor, lo que quiere decir que son edificios de escasa eficiencia energética.
Una vivienda eficiente que cuente con la categoría más alta de eficiencia energética (A) consume hasta un 90% menos de energía que una que esté catalogada con el nivel más bajo. Una de clase B en torno al 70%; y la clase C, un 35%. Una buena clasificación energética indica el nivel de eficiencia energética y el consumo de energía que se produce en ella. A menor consumo energético, mayor eficiencia energética. Establecer medidas de ahorro de energía o integrar energías renovables en la edificación, mejora la calificación energética del edificio.
¿Cómo obtener el certificado energético?
La persona responsable de obtener el certificado energético de una vivienda es el propietario, quien debe iniciar los trámites y contratar a un técnico competente que realice el certificado energético de su inmueble.
Normalmente, las empresas que expenden los certificados energéticos son estudios de arquitectura o empresas de servicios energéticos y previamente deben auditar la comunidad de propietarios o vivienda y registrarlo a través del órgano competente de la Comunidad Autónoma que corresponda.
Además de establecer la calificación energética (A-G), el certificado energético debe incluir un documento de recomendaciones para la mejora de los niveles óptimos o rentables de la eficiencia energética de la finca o de una parte de ésta, de manera que se pueda valorar y comparar la eficiencia energética entre una vivienda y otra.
Es por esta razón que las viviendas, además de disponer del certificado, han de exhibir su etiqueta de eficiencia energética, favoreciendo así la promoción de edificios de alta eficiencia energética y las inversiones en medidas de ahorro de energía y de implantación de energías renovables.
El precio del certificado energético varía notablemente de unas empresas a otras, tiene una validez máxima de diez años y existe un severo régimen sancionador por su incumplimiento. No es obligatorio que el propietario realice estas recomendaciones, pero sí muy conveniente si quiere reducir su consumo de energía. De hecho, el nivel de eficiencia energética de una vivienda es un reclamo a la hora de comprar o alquilar una vivienda ya que el consumo energético que se produce en la misma a lo largo de un año, es un aspecto muy relevante a la hora de adquirirlo, de la misma manera que lo pueden ser las cuotas de comunidad.